El misterio de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo ha procurado muchos
quebraderos de cabeza a los cristianos. Jesús tuvo sus motivos cuando dijo
a sus discípulos: «si no comprendéis lo de la tierra cómo querréis captar
lo del cielo». (Gr II 32, 6). Pedro insistió repetidas veces en que el Señor
les diera aclaraciones. Jesús dio a sus apóstoles muchas explicaciones que
les llevaran a comprender este misterio, dichas aclaraciones fueron recogidas y anotadas por el profeta Jakob Lorber en el siglo pasado para su
posterior divulgación.
Pedro preguntó al Señor: «Siempre hablas del Padre en el Cielo como
si fuese una segunda persona, mientras nosotros aquí Te consideramos en
nuestro interior como el Padre, ¿quién eres en realidad?». (Gr I,109, 14).
Jesús le contestó: «La sabiduría original de Dios o la esencia pura del
ser de Dios está en el amor, al igual como la luz está en el calor (en la llama); como de la luz origina calor y por su existencia vuelve a producir
más calor, y ésta por su parte produce luz, del mismo modo del amor, que
es la esencia del Padre, se origina la luz divina, que está dentro del Hijo
o es el Hijo mismo, pero no como dos seres, sino completamente unidos
con el ser llamado "Padre", al igual como la luz y el calor son lo mismo,
ya que el calor produce continuamente luz y la luz produce calor». ¿No emana la luz de la llama, que en sí es fuego? ¿Y por emanar de la llama
es algo diferente a una llama brillante? «Fijaos en la llama de la lámpara
que brilla.» ¿Podéis separar la luz de la llama o la llama de la luz? La
llama es lo que Yo llamo Padre o Amor, y la luz es su Hijo, que emana
de la llama, para alumbrar la oscuridad de la noche. ¿No son un mismo
ser la llama y la luz? Creedme: Padre e Hijo no son dos, sino un ser completamente unido. ¿Y qué hay del
Espíritu Santo?, preguntó Pedro. Con
el Espíritu Santo no sabemos qué pensar.»
El Señor le contestó: «El Padre, Yo como Hijo y el
Espíritu Santo somos uno y lo mismo (aunque distinguible entre sí) desde la
eternidad. El Padre está en Mí
en el amor eterno y como tal el origen y la esencia fundamental de todas
las cosas que llenan el espacio infinito. Yo, como Hijo, soy la luz y la sabiduría que emana desde el fuego del amor eterno. Este amor poderoso es la
auto-conciencia eterna más perfecta y el más claro auto-conocimiento de
Dios y la Palabra eterna del Señor, por quien todo fue hecho. Para que
se cumpliera, recurrió a la omnipotente voluntad de Dios y éste es el Espíritu Santo dentro del mismo, a través del cual todas las obras y todos los
seres reciben su existencia. El Espíritu Santo es la palabra "sea" pronunciada y es lo que Dios en su Amor y Su
Sabiduría ha decidido. Y, mirad,
todo está dentro de Mí, el Amor, la Sabiduría y el Poder. Por lo tanto,
solamente hay un Dios, que Soy Yo y sólo Yo he tomado este cuerpo para
revelarme a vosotros los hombres de esta tierra, Yo que os he creado según
Mi semejanza a partir de la sustancia de Mi Amor».
No os escandalice el texto que dice: «El Padre es más que el hijo». Esto
significa que el amor como Padre en sí es la esencia del ser de Dios y desde
ésta emana la luz y el poderoso espíritu eterno.
Dentro, el amor queda mucho más cobijado que ninguna sabiduría ha
podido averiguar. El Padre como el amor eterno es mayor que el Hijo,
que esta frente a vosotros como vuestra luz. Pero pronto llegará la hora
(de la resurrección, el autor),. cuando el Padre dentro de Mí también se
unirá completamente a Mi esencia más íntima, Hijo único desde la eternidad. No debéis pensar que en el bautismo de Jesús en el Jordán os haya
sido revelada una trinidad divina, lo que ocurrió solamente fue una visión
permitida por el Señor para que los hombres pudiesen reconocer la plena
omnipotencia de la divinidad dentro de un solo Señor.